Según un artículo de National Geographic, gracias a estos estudios paleogenómicos llevados a cabo por un equipo de la Universidad de Viena, ha sido posible identificar la secuencia completa del genoma mitocondrial de Plasmodium falciparum a partir de los huesos de un romano que vivió en Italia nada más y nada menos que en el siglo II d.C. Esto ha permitido realizar una comparación con cepas modernas y se ha llegado a la conclusión de que P. falciparum se dispersó por Europa desde Asia hace al menos 2.000 años.
Este hallazgo marca un antes y un después en la paleogenómica, destacando el importante papel de la ciencia a hora de obtener información del pasado para mejorar el futuro.
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